En muchos casos escuchamos en los medios de comunicación que las palabras adicción y dependencia se utilizan indistintamente. En realidad se trata de términos con diferentes características que si bien se utilizan en el mismo contexto no hacen referencia a lo mismo.
En qué se diferencia un adicto de un dependiente
La diferencia entre adicción y dependencia consiste en que la dependencia lleva consigo aparejada una tolerancia y una abstinencia con respecto a una sustancia pero ello no implica que esa persona tenga una adicción que tome el control de su vida en múltiples aspectos.
Un claro ejemplo lo tenemos en las personas que por una dolencia crónica deben tomar fármacos analgésicos para hacer soportable ese dolor.
Esos pacientes pueden desarrollar una tolerancia a esos compuestos de tal modo que cada vez necesiten una mayor cantidad de la sustancia para lograr el mismo efecto y es posible que si se produce una privación se desencadene un síndrome de abstinencia que tiene por origen la dependencia a la sustancia.
Pero en estos casos no cabría hablar de adictos a los analgésicos puesto que su vida no se centra solo en conseguir la próxima dosis y es posible que no existan problemas en su ámbito personal o laboral que le afecten cotidianamente.
No todos los dependientes son adictos
Por lo tanto se puede tener dependencia sin ser adicto aunque en muchos casos una cosa sí que implica la otra como es el caso de los drogodependientes en los que su única obsesión y sentido de vivir se centra en la consecución de la próxima dosis lo que acarrea serios problemas personales.
Si dependencia se entiende más en el ámbito de las sustancias y sus efectos en el cuerpo humano, con las adicciones entran en juego otros factores psicológicos y no sólo síntomas físicos. Es por ello que se puede ser adicto al juego, al sexo, a las drogas o incluso al trabajo o al uso de los teléfonos móviles.
En estos casos las sensaciones que provoca la actividad o sustancia que produce la adicción acaparan el control de su vida en todos sus ámbitos afectando negativamente a las relaciones del adicto con su pareja, hijos y familiares, así como en su entorno laboral.
Muchos de estos adictos se amparan en mentiras para ocultar su adicción y cuando son descubiertos se pone en serio peligro el trabajo o el matrimonio entrando en una espiral destructiva que solo se da en las personas adictas y no tiene porqué en muchos dependientes.
Jeringuilla con droga por Cristian.